Los morsitas chupatintas

La otra noche, después de ponerme al día con los blogs, quería escribir algo. No me había pasado nada relevante durante el día, tampoco había visto alguna cosa que me inspirara; así que me quedé mirando la pantalla en blanco del portátil con los dedos en las teclas, dispuestos a disparar las letras, hasta llenar la pantalla.

Me encontraba en todo apogeo imaginativo y cada pocas pulsaciones se juntaba una palabra, casi a la misma velocidad que la iba pensando. Las frases se ordenaron hasta completar un párrafo, poco después ya tenía el segundo, el desenlace de mi historia quedaría en el tercero. Ya tenía todo escrito, solamente me quedaba el típico repaso para ver la puntuación y corregir los acentos.

De pronto, un ejército de pequeñas morsas como vampiritos sedientos de tinta, ocupó todo el fondo del portátil. Me quedé estupefacto, inmóvil, impotente, sabía lo que iba a pasar y no podía hacer nada. Rápidamente las diminutas chupatintas se fueron comiendo mi post, cada bocado suyo hacía desaparecer una parte de cada letra, su voracidad me recordaba a las pirañas. No podía dar crédito, fue visto y no visto, la pantalla volvió a su blanco inmaculado sin rastro alguno de mi trabajo…

…De un sobresalto abrí los ojos, a mi portátil le faltó un leve toque para no acabar en el suelo. Seguramente, al acabar de escribir me quede traspuesto y tuve una pesadilla. Instintivamente, restauré la pantalla, ya no me sorprendió lo que vi…

… Inmaculada y con ese tono amarillento para la lectura nocturna, pero ni un título o letra alguna en mi nueva entrada, estaba la pantalla de mi querido portátil. Si que me había dormido, pero mirando (sin ver) al vacío, esperando a la inspiración.

La imagen utilizada es propiedad de Morsichan y me ha permitido su uso para el post. Está dimensionada para poder usarse como fondo de escritorio de un smartphone 🙂